.: :.
 
Los Beatles de las Cofradías
José Antonio Dominguez Matéos

Sorprende que, de vez en cuando, sean los chavales de las agrupaciones parroquiales los que se convierten en referente de buen hacer en materia cofradiera. Enterrados en juventud, inexperiencia excesivo apasionamiento, nadie apostaría en colín por su capacidad para hacer las cosas con niveles notables, aceptables, equiparables al común de las cofradías. Pero, de cuando en cuando, los jambos no sólo hacen las cosas bien y de modo aceptable, sino que dan la campanada, montar un pitostio impresionante y superar en modos, intenciones y resultados al resto de las cofradías.

Eso es lo que han hecho, precisamente, los chavales de La Sed con el concierto que se han montado, con un par, para finales de febrero. La verdad es que se podían conformar con repetir el típico cartel de este tipo de certámenes: un par de agrupas de los estilos de moda y alguna de cornetas y tambores que, sin ser gran cosa, suene o lo intente como Cigarreras o Triana. Pero no. Los tíos se lo han montado de originales y tienen un concierto más que digno, dignísimo, en el que no sólo toca la mejor agrupación musical de la provincia, se han traído a la mítica Centuria Romana Macarena. Que es, tal y como afirmó Luis Arriaza entre sorbo y sorbo a una rubísima cerveza, como decir que se traen a Los Beatles de las cofradías. Y claro. A los Beatles hay que escucharlos. Nunca sabe Dios hasta cuándo se podrá tener esa suerte. Así que, Dios mediante, el próximo 25 de febrero habrá que ir a ese concierto.

Aunque, claro. Sin quitarle mérito a los chavales, pues sería injusto, hay algo tras ellos que les garantiza la salvaguarda del buen gusto cofradiero. Ese algo –que se va a enfadar si sigo llamándolo así– es su presi, el cura Enrique Soler, padrino de un servidor y único sacerdote digno de lucir el calificativo de cofrade. Tal y como oyen. El único. Entre otras porque ya lo era antes de calzarse el alzacuello y estola. Hecho que, además, avala la buena suerte que han tenido los chicos. Asunto, ese de la suerte, nada despreciable cuando se está empezando en esto de parir una nueva Hermandad. Les hubiera ido mucho peor con un cura sin puñetera idea de esto, que los dejaría hacer cualquier gilipollez y montar un concierto vulgar y patético, por ejemplo. O peor aún, uno de esos que alardean de cofrades, mientras que de cofradías, además de no tener ni putísima idea sólo buscan provecho puntual. Y, pasado el punto del provecho, se acabó el agradable cura cofrade, si te he visto no me acuerdo, y llega el cura manipulador y ogro. Curas falsos como una moneda de tres euros, con los que algún imbécil comete la desfachatez de comparar a Enrique Soler. Porque, en esto de las cofradías, como siempre, seguimos cosechando la ignorancia y la osadía –siempre peligrosas compañeras– como en ningún sitio. Y así nos va. Menos mal que Soler y los suyos se han traído para finales de este mes a Los Beatles en concierto. Y algo, digo yo, endulzará ese bombón.


Volver

Esta web no se responsabiliza de las opiniones vertidas por sus colaboradores