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                          conjunto monumental del Alcázar de Jerez se alza 
                          al sureste del recinto amurallado y está provisto 
                          igualmente de barbacana. Fue baluarte y habitación 
                          de los señores Andalusíes de la ciudad 
                          en la antigüedad. Posteriormente, pasó a 
                          ser residencia de los alcaides cristianos de la misma. 
                          La historia contempla su famosa defensa del Islam por 
                          parte de Garci Gómez Carrillo y Fortún 
                          de Torres en época de Alfonso X. Su estructura primitiva 
                          ha sido muy afectada por transformaciones en épocas 
                          posteriores a su construcción. Conserva baños 
                          árabes del período almohade, una torre 
                          octogonal y la denominada del homenaje, así como 
                          la primitiva capilla de Santa María la Real, 
                          la cuál es citada en la obra de las Cantigas 
                          de Alfonso X el Sabio y está erigida sobre la 
                          antigua mezquita (hoy, por cierto, totalmente recuperada 
                          con el descubrimiento de su primitivo mihrab y patio 
                          de abluciones). A este original monumento le circunda 
                          una urbanización ajardinada que, nacida en el 
                          siglo XIX como Alameda Vieja, constituye uno de los 
                          más hermosos paseos de la ciudad. «La recuperada 
                          mezquita/capilla de Santa María del Alcázar 
                          fue —escribe F. Monguió— el primer 
                          santuario, en fecha, de toda la zona reconquistada. 
                          Nació antes de la incorporación definitiva 
                          de aquélla a la corona castellana y al establecimiento 
                          de la misa solemne del primer sábado de cada 
                          mes en la ciudad, con la concurrencia de los canónigos 
                          de la vecina iglesia colegial de El Salvador y de los 
                          beneficiados de las otras cinco parroquias erigidas 
                          intramuros, al organizarse Jerez después de su 
                          definitiva reconquista.» Bajo el dominio musulmán, 
                          Jerez estuvo adscrita a la Cora de Sadunia (Sheris Sadunia); 
                          apenas hay noticias acerca de ella hasta el siglo XI, 
                          cuando, al desintegrarse el Califato, cayó bajo 
                          el poder de los beréberes Banu Jizrun. Hacia 
                          1069, los insaciables abbadíes de Sevilla arrebataron 
                          la ciudad, que terminó por caer bajo dominio 
                          almorávide. A partir del S. XII, los almohades 
                          reforzaron el papel defensivo de Saris (Jerez)y la dotaron 
                          de recias murallas. Para M. Esteve Guerrero, «su 
                          estructura de hormigón o tapial y su encintado 
                          doble de ladrillo proclama su origen almohade —siglo 
                          XII—, como lo son también las cercas de 
                          Sevilla, Badajoz y Cáceres,... Tras su definitiva 
                          conquista por las tropas de Alfonso X en 1264, se realizaron 
                          numerosas intervenciones. Del recinto de tiempos de 
                          la Reconquista existe una representación gráfica, 
                          seguramente la más antigua que se conoce de Jerez. 
                          Esta se conserva reproducida en una miniatura del códice 
                          de las CANTINGAS de Alfonso X. Para Guerrero Lovillo, 
                          estudioso de dicho texto, la lámina ilustrativa 
                          de la cantiga CXLIII reproduce correctamente la estructura 
                          cuadrangular primitiva de la muralla. Los distintos 
                          lienzos dan paso a varias puertas que marcaban los caminos 
                          de Arcos, Medina, los Puertos o Sevilla. En el límite 
                          de las mismas se ubicaron iglesias, en los correspondientes 
                          arrabales, que son hoy joyas artísticas de un 
                          período histórico respectivo. Estas murallas aún 
                          dejan ver algunos fragmentos repartidos por la ciudad. 
                          Debe destacarse la muralla de la medina, realizada principalmente 
                          en tapial y precedida de un antemuro o barbacana. En 
                          ella se hallaban multitud de torres como puntos estratégicos, 
                          de planta cuadrada u octogonal (en la torre del palacio 
                          de Villavicencio, un edificio barroco integrado en el 
                          Alcázar, actualmente hay instalada una cámara 
                          oscura) y varias puertas de paso acodado, como la Real, 
                          de Rota, de Sevilla y de Santiago. |